viernes, 13 de septiembre de 2013

Un lost perdido en Sierra Nevada

Qué tal, equipo!

      Hace unas semanas que quería compartir con vosotros una pequeña aventura que viví este pasado mes de Agosto, porque sé que sois de ese reducido porcentaje de personas que puede hacerse una idea de la ilusión con la que afronté y sufrí mi pequeño reto. Sólo disponía de unos días de vacaciones y como bien saben los que me conocen, la montaña era el destino perfecto. Como bajaba a Murcia, pensé en una sierra cercana que me permitiese poner a prueba mis propios límites. "Mulhacén, el pico más alto de península, podría ser una opción". Dicho y hecho. Me puse en contacto con Manuel (vía mi tato Tomás), experto montañero del club excursionista de Sto Ángel y él me dio las claves para mi ruta. 
La ruta elegida partía del Albergue Universitario, a unos 2.460 m de altitud y pasa por diversos miradores como el de "Posiciones del Veleta", collados, refugios y lagunas como la de la Caldera que amenizan el camino hasta la cima del Mulhacén a 3.480 m. Esa era la teoría. La realidad, debido a mi peculiar sentido de la orientación, fue bastante distinta. Me llevó a hacer cima en el Veleta a 3.400 m, volver al camino más abajo, a bajar por otra ladera del Mulhacén tras hacer cima allí dando un rodeo... dando como resultado un recorrido de unos cuántos kms más de los previstos y un desnivel positivo algo mayor. Tardé algo menos de 6h. "¿Prisa? La que un perro en misa" - que decía mi bisabuelo Tomás. Pero vaya como disfruté. Puedo decir que fue uno de los días más duros pero también uno de los mejores de mi vida. Y también aprendí muchísimo. Mi equipo constaba de una gorra, unos bastones, las Merrell Trail Glove (barefoot) y la camelback con litro y medio de agua, 3 plátanos y unas avellanas. Lección aprendida. En 6 horas, en pleno agosto y corriendo, se pierde una cantidad de líquidos mucho mayor, por no decir de calorías que hay que reponer de forma instantánea. Para la próxima, pienso tener en cuenta esta lección. Minimalismo, sí. Pero sin correr riesgos. Estuve en algún momento cerca de la deshidratación y algún amago de golpe de calor, y eso no volverá a ocurrir si de mí depende.

       No pienso extenderme mucho más. Os dejo unas fotos que expresarán mucho mejor que cualquier descripción lo que viví allí. No pido mucho más; sólo poder seguir viviendo la naturaleza y la montaña de una u otra forma mientras me quede aliento, afrontando días como este y todos los que puedan venir. En noviembre planeo otra travesura de las largas. Si finalmente la llevo acabo, dejaré algunas fotos y sensaciones por aquí. Mucho ánimo a todos, en asfalto, montaña, en la bici o en lo que sea que hayáis elegido para sentiros un poquito más vivos cada día que nos han regalado sobre la tierra.

 Vistas al comienzo de la ruta desde el Albergue Universitario. 


 Oraciones budistas en la Cima del Veleta.


 Estos subían mucho más rápidos y confiados que yo. 


 Aún había alguna mancha de nieve, incluso de hielo. 
En una de ellas pasé algún apuro por las suelas de las Merrell.


 Esta cuesta final hasta la cima del Mulhacén 
no la suben corriendo ni los ciervos de la foto anterior. 


 Cima del Mulhacén donde según la leyenda yace enterrado 
el Rey Muley Hacem, penúltimo rey del reino Nazarí de Granada.


Me dieron ganas de dar media vuelta 
después de ver lo que aún me quedaba tras dos horas corriendo, je.

2 comentarios:

  1. Gracias Fiko por compartir con nosotros esta inolvidable experiencia, la lección aprendida nos sirve a todos para no repetir errores. Un abrazo.

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  2. Apasionante aventura la que cuentas, siempre se aprende algo. Enhorabuena y gracias por compartirla. Nos vemos. Domingo.

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