lunes, 23 de abril de 2012

III Ruta de las Fortalezas 2012. Prueba superada



Izado de bandera en la salida
Por fin llegó el día y la hora de la verdad, atrás quedaron muchos entrenamientos previos, meditaciones y debates sobre la dureza de la Ruta, comentarios de todo tipo: “podemos, no podemos”, “nos retiraremos”, es “igual o más dura que la vuelta al Mar Menor”, “es como el Miravete”, “hay que empezar despacio”, “lo duro está al final con la subida a la Batería de Roldán”, es como “La Cresta del Gallo y el Puntarrón juntos”, “hay que andar a 5 o a 6Km/h?”, “acabaremos en las 12 horas necesarias”, etc., etc., interrogantes fruto del desconocimiento de la Ruta y respeto a la dureza de la montaña basado en nuestra experiencia y caminar por la misma.

El sábado 21 de abril de 2012, a las 8:00 en punto de la mañana, con el himno nacional y el tradicional izado de bandera militar se dio el pistoletazo de salida de la IIIRuta de las Fortalezas de Cartagena, un recorrido por los castillos y fortalezas más representativos de la ciudad trimilenaria; si bonito es caminar o correr por la montaña, hacerlo con el mar Mediterráneo de fondo es espectacular.

En la línea de salida
Comenzamos 3.000 valientes y aguerridos corredores y senderistas, entre ellos los 5 Lost citados por Tomás su anterior post, recorrimos los 51 kilómetros de la Ruta que partía de la Plaza de Héroes de Cavite y pasaba por las cinco montañas que rodean Cartagena: el Calvario, el Castillo de San Julián, el Castillo de la Concepción, la Batería de Fajardo, el Castillo de Galeras, el Castillo de la Atalaya y la temible Batería de Roldán.




En el Calvario
El comienzo fue espectacular, miles de personas "en romería" subiendo las primeras rampas, llegamos caminando en grupo hasta el Calvario, bajada y subida a San Julián, con tiempo para fotografiarnos y fuerzas y ánimos suficientes; en la bajada hacia Cartagena, un pequeño accidente de uno de nuestros compañeros, Miguel "se montó" encima de una piedra y rodó unos metros por el suelo, por suerte sólo sufrió unos rasguños y el aviso de que debíamos tener cuidado; Sergio sufría más de la cuenta en estas dos primeras cimas, presagio de que físicamente algo estaba fallando.






Hasta la subida al Castillo de Galeras, en el kilómetro 30 aproximadamente fuimos más o menos "juntos", a veces unos metros delante, unos metros detrás, pero "localizados" entre la serpiente multicolor que atravesó Cartagena durante todo el día. En el kilómetro 26 aproximadamente, tomamos fuerzas, un sandwich, plátano, zumo, agua, donuts y a afrontar la segunda mitad de la ruta con las piernas cargadas y el sol que nos calentaba sin compasión.

Llegamos al Castillo de Galeras, km 30, nuevamente agrupados, pero fue entonces cuando sufrimos la primera y única baja del equipo, Sergio tomó una sabia decisión, "una retirada a tiempo es un victoria" y Tomás y yo decidimos "correr al trote" los 21 km que restaban, el grupo se partió en dos y ya no volveríamos a vernos hasta la meta.


Batería de Roldán, un paseo por las nubes
Comenzó una nueva ruta para nosotros, alternamos correr en el llano y bajadas y caminar todo lo rápido que nos permitían las fuerzas en las subidas, nos quedaban, las más duras con diferencia, el Castillo de la Atalaya y la Batería de Roldán, esta última con rampas de desnivel del 40%, una pasada cuando llevas 42 km caminando sin parar, Fiko en su entrada del blog lo ha descrito bastante bien. La gente nos animaba "esos lilas", la camiseta de la Marató de Barcelona nos dió alas.




Tomás y Juanje en la meta


La bajada de Roldán fué lenta debido a la dificultad de la misma, sendero serpenteante, estrecho, es imposible adelantar, al llegar al camino comenzamos a correr sabedores de que estábamos a un par de km de la línea de meta y que lo habíamos logrado en 8 horas y 53 minutos.



El equipo minutos antes de la salida





Una hora y quince minutos después entraron Miguel, Paco y Loli, 10 horas y 8 minutos, cansados pero felices han "ganado", "han superado el reto", "prueba superada", "podemos", "lo hemos conseguido"; todos somos campeones, hemos vencido al "no puedo"; "cuanto más duro es el reto más profunda es la satisfacción" y ahora podemos contarlo desde nuestra experiencia.
El año que viene, si no hay ningún contratiempo, volveremos a superar el reto.

Juanje

Enlaces relacionados:

III Ruta de las Fortalezas 2012, una ruta impresionante.


Un Lost recogiendo el dorsal
En tan solo 2 horas se agotaron las 3000 plazas para poder participar en la III Ruta de las Fortalezas. El sábado 21 entendí por qué. Ahora con agujetas en músculos que no sabía que estaban en mis piernas, escribo estas palabras.

La ruta es impresionante, preciosa. Es descubrir otra Cartagena, es entender porque los cartagineses hicieron allí un puerto. Las vistas desde las fortalezas son impresionantes. Combinar montaña y mar; correr o andar en un paraíso así…, ¿que más quiero?.



Imagen de la salida


Ya la salida fue espectacular. El ambiente genial. Encontramos a Fiko en la salida apenas unos segundos antes de salir. Le deseamos suerte y salió como un bala. Iba a darlo todo y así fue: puesto 50 en la general (entre 3000 participantes), Fiko esta llegando a un nivel increíble, lo admiramos. Luego me enteré también de que Salva hizo un tiempo impresionante, con un poco más de 6 horas.



Tomás y Juanje, 2 Lost en la meta
Bueno, pues cinco Lost Runners participamos en esta preciosa carrera: Juanfran, Salva,, Juanje, Fiko y Tomás. Cada uno con un objetivo distinto, pero sobre todo para disfrutar de un recorrido precioso y con la intención de terminar. Parte del recorrido lo hicimos Juanje y yo andando y los últimos 20 km, pues corrimos un ratico, coincidimos en la última subida con Juanfran, que a pesar de una reciente lesión, dio todo en la carrera. Todo espectacular y mucha alegría al cruzar la meta. Por cierto la estrella del levante…, gloria bendita.



Senderistas disfrutando de la Ruta
Corredores y senderistas de todas las edades. Muchos grupos, parejas, amigos…, compartir un reto así es muy especial. Es muy agradable que cada vez mujeres participan en carreras y además con una forma envidiable. Aunque también vimos algunas personas que nos hizo reflexionar sobre si tan solo firmar un documento en el que dices que estas en buena forma física y que no padeces ninguna enfermedad, sea una garantía para que no suceda ningún incidente. Este tipo de pruebas son muy exigentes y no debería participar cualquiera que no tuviera una buena forma física.


No faltó de nada en los avituallamientos
Fiko ha contado muy bien la carrera, solo incidir en la EXCELENTE organización en todos los aspectos: señalización, avituallamientos, apoyo, comida final, con el caldito, la carne “empaná”, demasiao, impresionante. Así que un 10 para los militares, infantería de marina que nos mimaron y a todos los voluntarios/as cartageneros.


 ¡¡Enhorabuena!! Por cierto Cartagena está preciosa.

Tomás.

Mi primera Ruta de las Fortalezas.


          
La Ruta de las Fortalezas ha pasado a convertirse en una cita ineludible para todos los amantes de la montaña en el sureste español. Las razones son de peso y también, de altura. Un recorrido de 51 km por las principales fortificaciones de la ciudad de Cartagena que acumula un desnivel de más de 3.550 m. Tres mil participantes, entre corredores y senderistas, tomaron las calles y los montes de Cartagena este sábado para hacer realidad un reto de marcado carácter militar en todos los sentidos. ¿Por qué?

            
  
Por un lado, por la dureza de la prueba de 51 km (para los que los 42 km de una maratón se les quedan cortos), sólo apto para corredores en muy buena forma o senderistas con una enorme resistencia. Son cinco escollos de altura, cada cual con su propio encanto, los que hay que salvar para alcanzar la meta: el Calvario, San Julián, Galeras, Atalaya y Roldán. La mejor bajada para los amantes del trail es sin duda la de San Julián, por un sendero con una pendiente vertiginosa; y de subidas, destacaría dos: la de Atalaya y la de Roldán. Sobre todo esta segunda; puede ser realmente duro cuando no conoces el recorrido, como fue mi caso. Tras 45 km de esfuerzo, tu mirada se dirige hacia el cielo y topa con una cima de casi 500 m de altitud con una pendiente abrumadora a la que sólo podrás llegar con férrea y pétrea motivación militar. “Disciplina, disciplina... Un pie y luego otro...” - te repites sin cesar en tus adentros, pero las reservas están al límite en ese punto y muchos sucumben y necesitan tomarse un respiro antes de proseguir. El simple hecho de llegar a meta en este tipo de carreras de ultrafondo ya supone una victoria.
            
Otra razón por la que califico de “militar” esta prueba es por su impecable y disciplinada organización. Puestos de avituallamiento cada 5 km, una cartilla que debía ser sellada al pasar por puntos clave del recorrido y un militar o voluntario tras cada curva, en cada subida o bajada, velando por el bienestar de todos y cada uno de los participantes. Se  me quedó grabada esta imagen en la memoria: en la base del Bastión de Roldán, tras 45 km de sufrimiento, encuentro a un soldado sentado en una sillita de playa bajo un sol de justicia con su uniforme reglamentario. Ha captado mi mirada de desolación tras divisar en escarpado sendero que sube a la cima de Roldán. En ese momento, me sonríe y me anima de forma que me hace seguir adelante sin dudarlo:
"Has llegado hasta aquí, ya no puedes dar marcha atrás. Vamos, muchacho

El grupo de 12 o 15 corredores (entre ellos dos runners del Clínica Almanzora que cada día me sorprenden más con su enorme resistencia) que hemos forjado en los últimos kilómetros comienza a subir como una fila de hormiguitas por el estrecho camino hacia la cima. Por el camino, las fuerzas desfallecen pero nos damos ánimos mutuamente y hasta algún voluntario que se encuentra a mitad de la subida nos ofrece de su propia botella un trago de agua que se nos antoja vital en ese punto. Una vez coronado el Bastión, te inunda una sensación de euforia porque sabes que lo más duro ha pasado, un grupo de voluntarios y de la Cruz Roja te aplaude y te visualizas entrando en la meta, porque es lo único que te da energías para completar los últimos metros antes de desfallecer. O al menos así me sucedió a mí; porque tras el enorme esfuerzo, al cruzar la meta en el puesto 50 de la general tras 5 horas y 12 minutos de aventura, sólo me quedaron fuerzas para hacerme con una caña de Estrella Levante y sentarme en el suelo a esperar a que algún alma piadosa de encargase de llevarme a casa (gracias una vez más, Fede).

Con motivo de esta prueba, nuestros amigos de Deportes Nortes nos brindaron la posibilidad de probar los calcetines ergonómicos y específicos de trail running TRACK, un modelo de la marca Lurbel que me dejó muy buenas sensaciones. Carecen de costuras, son transpirables y además, poseen refuerzos en las zonas de mayor impacto. Este último aspecto, en una prueba como la Ruta de las Fortalezas, creedme que es la que más se agradece. Podría decirse que su diseño proporciona una amortiguación extra en cada pisada, reforzando la que nos ofrecen las zapatillas de trail, lo que tras 51 km de recorrido se hace indispensable. El otro aspecto que cabe destacar de los TRACK es su transpirabilidad, a pesar de los refuerzos que engrosan el calcetín para evitar la fricción en ningún momento se humedece y el pie respira en todo momento. Repetiremos modelo en próximas citas de montaña, seguro. Como curiosidad: las medias compresivas TRAIL PLUS, que eran nuestra primera elección para la prueba pero que al final dejamos en casa en favor de los TRACK, nos están siendo de gran utilidad en estos días post-carrera. Incorporan la misma tecnología Bmax de Lurbel, pero en este caso, usadas en los días de recuperación nos están proporcionando un alivio para la recarga muscular que sufren los gemelos tras una carrera de esta índole.  

En definitiva, una carrera muy completa. Todo tipo de participantes, desde senderistas de edad muy avanzada hasta atletas consagrados o grupos de disciplinados militares. Tramos de llano y otros de gran desnivel, vistas de pura montaña y otras de las aguas del Mediterráneo. Sin duda, una cita que ningún aficionado a la carrera de montaña debería perderse de ahora en adelante. Enhorabuena a la organización, a los participantes y a su carismática mascota, Fortachín. Nos vemos en la IV Ruta de las Fortalezas.

 Fiko.

lunes, 2 de abril de 2012

Barcelona Marató 2012 (Un lost en Catalunya)

Los que nos calzamos una zapatillas y echamos a correr, llueva, haga frío o calor, varias veces a la semana nos creamos un hábito un tanto discutible para muchos. Estamos locos.  

Correr es el medio y el objetivo,  parada y destino, cansancio y esfuerzo, evasión y reflexión, plenitud y vacío, amistad y soledad…
20.000 corredores en la Barcelona Marató

El entrenamiento puede ser un fin en si mismo. Si un día estás muy cansado o no apetece por las inclemencias del tiempo, decides quedarte en casa y ya está. Otro día será.

Pero un día decides prepararte para una carrera exigente, por ejemplo: un Maratón. Inevitablemente te pones un objetivo que puede ser, terminar, bajar de 4 horas y media, bajar de 4 horas, bajar de…., y te trazas un plan, normalmente de 3 ó 4 meses, y entonces no vale lo dicho anteriormente. No puedes fallar, si lo haces te arrepentirás el día de la carrera. Así que hay que sacar tiempo de donde no lo hay, perder horas de sueño, perder tiempo para estar en casa con tu familia, salir en las noches de enero cuando no hay un alma en la calle, madrugar esos domingos cuando todos están en la cama, no puedes fallar.

Conforme pasan los días te sientes más poderoso, te sientes confiado, te va dando un progresivo “subidón”. Todo va bien. Controlo.
Afloran los sentimientos

Faltan solo dos meses, perfecto. ¡Qué bien esas series!, buena tirada este fin de semana, voy cogiendo el ritmo que busco…, pero ¡ay!, un súbito dolor en la rodilla. Echas a andar, seguro que se pasa…, empiezas otra vez a correr, vuelve el dolor, fuerte, intenso, cojeas… ¿Qué me pasa? La fisio disipa mi duda: “Pata de ganso”, ¡Joder!, menudo nombre, podría haberme dado una “tendinitis rotuliana” como a Nadal, eso si que mola…, ¡no!, Pata de ganso…,Cago en la leche!, ¡con lo bien que iba todo!

Resultado: Casi un mes en el dique seco, masajes, corrientes, hielo y bajón de forma. Y como no soy muy constante: algún kilo de más. Miras a tu fisio como a una “diosa”: ¡Por Dios, cúrame! Paciencia y ánimo, seguro que llegas.

Así que, tan solo faltando un mes para la carrera te dice: trota un rato y pruébate. Vuelven los nervios. Sales con precaución y no notas molestias, no fuerzas. Poco a poco vas aumentando la tirada y la velocidad. Tu cuerpo responde. ¡Hace solo unos días pensaba que no podría llegar! Y sin darme cuenta, me subo en el avión que me llevará a Barcelona. El objetivo: terminar. Llegar a la meta con los brazos en alto, vencedor.

No hay nada como correr. Encontrar una motivación, establecer una meta. Echo a correr con veinte mil corredores que me arropan, que me llevan en volandas y antes de darme cuenta estoy en el Nou Camp, con la liebre de las 3 horas y media. La Sagrada Familia…, ¡que lujo!..., mi amigo Gaudí, el corazón me late rápido, pero de emoción. Llego a la media, llego a la playa y en el kilómetro treinta, de pronto los kilómetros que no hice me caen a plomo. Adiós liebres. Aflojo o me va a reventar algún músculo…, bajo casi un minuto el kilómetro, pero me da igual, se cual es mi objetivo. No me asusto, estoy eufórico. Los últimos 5 Km., no necesito esforzarme, la gente en el barrio gótico, en las ramblas corren por mi. Los críos me chocan la mano cargando mi batería. Y Colón me señala el camino: sigue por Paral-el, Tomás corre, corre. 

We are the Champions! my friends!!
Cruzo la meta rodeado de cientos de corredores, levantando mis brazos como si fuera un campeón, pero es que así me siento…, he triunfado, lo he conseguido. Suena R.E.M. Miro mi Garmin, 3 horas y 41 minutos. ¡He mejorado casi en 10 minutos mi marca! Me acuerdo de todos, me emociono,  me invade una congoja que no puedo controlar. Es agradable sentirme así. Como el principito en su planeta, solo, solo con mis sentimientos, pero rodeado de miles de estrellas.

Espero en la meta a que entre el último de los corredores. Le grito. Me mira. Lleva 6 horas corriendo y el muy canalla, luce una sonrisa de oreja a  oreja. Es un campeón y lo sabe…